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Discurso del Director General - 2013

Asambleas de la OMPI – 23 de septiembre a 1 de octubre de 2013

Su Excelencia, Embajadora Päivi Kairamo, Presidenta de la Asamblea General de la OMPI,
Excelentísimos Señores Ministros,
Excelentísimos Señores Representantes Permanentes y Embajadores,
Distinguidos Delegados:

Me complace dar a todas las delegaciones una cálida bienvenida a esta serie de reuniones de las Asambleas de los Estados miembros de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). Estoy profundamente agradecido a los Estados miembros por el compromiso que demuestran con la Organización, que resulta evidente en la presencia en esta sala de un número tan elevado de delegados, más de 1.000, a mi entender.

Para empezar, desearía dar las gracias al Presidente saliente de la Asamblea General, el Embajador Uglješa Zvekić, por su dedicación y por los servicios prestados durante los dos últimos años. El Embajador Zvekić se ha empeñado en trabajar por lograr el acuerdo entre los Estados miembros y ha resultado muy eficaz para conseguir ese objetivo. Estamos en deuda con él por su capacidad diplomática y profesionalismo.

Felicito por su elección a la nueva Presidenta de la Asamblea General, la Embajadora Päivi Kairamo, y estoy deseoso de trabajar con ella para fomentar la agenda multilateral en la OMPI en el período venidero.

Los 12 meses transcurridos desde las últimas Asambleas han traído consigo muchos resultados positivos para la Organización. Ya los he descrito detalladamente en un informe que se ha puesto a disposición esta mañana y, por lo tanto, me limitaré a mencionar a continuación algunos puntos extraídos de esos resultados.

La Organización se halla en una posición muy sólida desde el punto de vista financiero. La OMPI finalizó el ejercicio de 2012 con un superávit global de 15,7 millones de francos suizos. En consecuencia, al final de 2012 nuestras reservas ascendían a 178,2 millones de francos suizos, unos 58 millones de francos suizos por encima del nivel establecido por los Estados miembros como garantía prudente frente a las crisis económicas u otros efectos adversos que pudieran afectar a nuestros ingresos de explotación.

Como ya habrán observado, las obras de construcción de la nueva sala de conferencias están avanzando satisfactoriamente y estarán terminadas en abril o mayo del año que viene, lo que nos permitirá celebrar las Asambleas de 2014 en las nuevas instalaciones. Asimismo, está previsto que el proyecto se finalice dentro de lo presupuestado.

Nuestros sistemas mundiales de propiedad intelectual (P.I.), el Tratado de Cooperación en materia de Patentes (PCT), el Sistema de Madrid para el Registro Internacional de Marcas y el Sistema de La Haya para el Registro Internacional de Dibujos y Modelos Industriales, siguen experimentando niveles de crecimiento superiores a los de la economía mundial. Además, se observa una expansión firme y constante de la cobertura geográfica de los sistemas, especialmente los sistemas de Madrid y de La Haya. Esos tres sistemas, que cuentan con 148 miembros (PCT), 91 miembros (Madrid), y 60 miembros (La Haya), respectivamente, se hallan en camino de adquirir un alcance verdaderamente mundial, aun cuando sea a diferentes velocidades.

Se ha avanzado enormemente en varios aspectos de la infraestructura técnica en la que se basa el funcionamiento del sistema de P.I. en todo el mundo. Esta infraestructura hace posible la comunicación entre las oficinas de P.I. y sus usuarios; conecta las Oficinas de P.I. de los Estados miembros entre sí y con los sistemas mundiales de P.I. administrados por la OMPI, y sirve de ventana al público para que tenga acceso a las ricas colecciones de datos generados por el sistema de P.I., que cada vez con más frecuencia constituyen fuentes importantes de tecnología pasiva e información empresarial y económica.

Los programas que ejecutamos en este ámbito tienen un carácter amplio y despiertan enorme interés dentro de los Estados miembros, los usuarios del sistema de P.I. y el público en general. Se trata de una esfera en la que estamos experimentando la mayor demanda de cooperación técnica de los países en desarrollo y los países menos adelantados. El número de Oficinas que utilizan los sistemas que ofrece la OMPI ha pasado de 61 a 72 y hay una larga lista de peticiones por atender a ese respecto. Igualmente, hay una elevada demanda de asistencia para la creación de centros de apoyo a la tecnología y la innovación (CATI), que ofrecen la posibilidad de ampliar el acceso a la tecnología a lo largo de toda la comunidad. Se han puesto en marcha 36 proyectos en esa esfera, que abarcan 320 CATI en todo el mundo.

No obstante, el hecho más destacado del año ha sido la adopción de un nuevo tratado multilateral, el Tratado de Marrakech para facilitar el acceso a las obras publicadas a las personas ciegas, con discapacidad visual o con otras dificultades para acceder al texto impreso. A ese respecto, deseo dar las gracias al Gobierno del Reino de Marruecos por las extraordinarias disposiciones que tomó para la organización de la Conferencia Diplomática y por la cálida y generosa hospitalidad que el Gobierno y el pueblo de Marruecos ofrecieron a todos los delegados. Deseo también felicitar al Gobierno de Marruecos y al Presidente de la Conferencia, S. E. Sr. Mustafa Jalfi, Ministro de Comunicaciones de Marruecos, por el éxito con que concluyó la Conferencia Diplomática.

Los buenos resultados de Marrakech son fruto del extraordinario grado de compromiso y determinación de los Estados miembros. Cinco reuniones y consultas abiertas se organizaron en los seis meses anteriores a la Conferencia Diplomática, así como un sinnúmero de reuniones informales. Los negociadores trabajaron día y noche para lograr lo que constituye un resultado extraordinario para las personas con discapacidad visual, para la propiedad intelectual, para la capacidad de la comunidad internacional de alcanzar un consenso en torno a una solución eficaz a una necesidad clara, y para la Organización.

El Tratado de Marrakech fue una continuación del éxito cosechado en 2012 con el Tratado de Beijing. En Marrakech, todas las delegaciones expresaron su confianza en que la constructiva cooperación que ha hecho posible tan buenos resultados en ambos casos se refleje en el futuro programa normativo de la OMPI. A ese respecto, en el orden del día de las reuniones en curso debemos ocuparnos de dos puntos principales.

En primer lugar, de la propuesta de tratado sobre el Derecho de los diseños industriales, acerca del cual la labor está prácticamente finalizada y que permitiría instaurar procedimientos simplificados y más accesibles para proteger los diseños industriales. El Gobierno de la Federación de Rusia se ha ofrecido generosamente para ser anfitrión de la conferencia diplomática. Se confía mucho en que pueda seguir avanzándose en ese proyecto y se culmine con una decisión positiva fundamentada en lo que ya se logró en Beijing y Marrakech.

En segundo lugar, nos incumbe encontrar la forma de avanzar en el objetivo compartido de proteger los conocimientos tradicionales, las expresiones culturales tradicionales y la propiedad intelectual relativa a los recursos genéticos. Llevar esa labor a buen puerto reviste una importancia crucial. Ha sido un camino largo y arduo y se tiene esperanza de que los Estados miembros encuentren la forma de que todos puedan hacer suyo el nuevo mandato del Comité Intergubernamental. Una de las prioridades del próximo año será encaminar la labor hacia un resultado satisfactorio.

Pero más allá de la labor que nos incumbe ahora mismo, se sigue observando claramente que la propiedad intelectual sigue desplazándose desde la periferia para estar en el centro de la economía. El mayor valor que revisten hoy el capital intelectual y los activos intangibles, el reconocimiento de la función económica y social fundamental que desempeña la innovación y la ubicuidad de Internet, de los mecanismos para el acceso a Internet y, por ende, de las obras recreativas y creativas contribuyen por igual a esa tendencia. En años anteriores me he referido a la dimensión de innovación que tiene esa tendencia. Permítanme que hoy me refiera brevemente a la creatividad y al contenido creativo.

En los estudios que hemos realizado en 40 países con economías en desarrollo, en transición y maduras se observa que, en término medio, las industrias creativas representan en torno al 5,2% del PIB y en torno al 5,3% del empleo global. En algunos casos, esas cifras llegan a ser del 11%. Las industrias creativas generan un valor económico enorme, que viene a añadirse a la contribución que realizan a nivel cultural y social.

Los últimos 20 años se han caracterizado por el progresivo paso de las obras creativas, del formato analógico y la distribución física a la tecnología digital y la distribución por Internet. Se trata de un proceso clásico de destrucción creativa y una parte normal de ese tipo de procesos es un cambio de valores. Pero lo que ha sido alarmante en esa transición del formato analógico al digital ha sido la pérdida sin duda evitable e inapropiada de valor para los creadores, los artistas intérpretes y ejecutantes y el sector creativo. Son muchos los estudios que se han realizado para evaluar exactamente las dimensiones del fenómeno y no faltan los debates ni los argumentos en cuanto a la forma de proceder frente a esos hechos y la magnitud del problema. No obstante, lo que está claro es que las descargas ilegales que se llevan a cabo por Internet tienen repercusiones considerables y perjudiciales, y aun cuando han ido aumentando en valor las ventas digitales, no han aumentado al mismo ritmo que han disminuido las ventas de contenido analógico y eso significa una pérdida de valor.

Esta pérdida es motivo de enorme inquietud para los gobiernos y las industrias creativas de todo el mundo. La solución del problema es esquiva. No obstante, se reconoce cada vez más que una gran parte de la solución estriba en el establecimiento de un mercado digital integrado a escala mundial. El poder de la tecnología ya ha instaurado un mercado digital mundialmente integrado, pero se trata de un mercado ilegal. Ahora la tarea consiste en crear un mercado digital integrado mundial y legal. Y la obtención de contenidos legalmente debería ser tan fácil como lo es su obtención ilegal.

El establecimiento de dicho mercado es un proceso sumamente delicado y complejo, en buena medida porque incumbe al sector empresarial, y no al público, poner en marcha la mayoría de los componentes. No obstante, en comparación con diez años atrás, existen razones para afirmar con optimismo que ese proceso está en curso, aunque sea lentamente.

El mercado digital mundial integrado funcionará con datos y, más concretamente, con metadatos. Los datos conectarán a los usuarios y a las obras creativas mediante una gran variedad de plataformas tras las cuales se pondrán en marcha mecanismos encaminados a la concesión de derechos para el uso de esas obras y el correspondiente pago.

Esta coyuntura ofrece una oportunidad sin precedentes para que los países en desarrollo y menos adelantados comiencen a formar parte del mercado digital mundial. Tradicionalmente el mundo en desarrollo ha sido rico en contenidos y pobre en materia de distribución. Aunque éste es el hogar de algunos de los más eximios creadores y artistas intérpretes y ejecutantes del mundo, las posibilidades de que sus obras, interpretaciones y ejecuciones trasciendan a los mercados mundiales han sido limitadas. Hoy en día Internet es un escenario mundial. El récord mundial del número de visitas en YouTube, por ejemplo, le corresponde al músico coreano Psy por su canción “Gangnam Style”, cuyo videoclip ha sido visto y escuchado 1.800 millones de veces. Hay en el mundo 2.700 millones de personas conectadas a Internet. En el mundo en desarrollo, la tasa de penetración de Internet ascenderá al 31% a fines de 2013. Además, va en continuo aumento el número de contenidos que se transmiten por plataformas móviles y, según la Unión Mundial de Telecomunicaciones (UIT), el total mundial de abonados al servicio móvil es de 6.800 millones, de los cuales 5.200 millones corresponden al mundo en desarrollo.

Para sacar provecho de este mundo emergente, hemos concebido dos proyectos que, a nuestro juicio, facilitarán el proceso de conexión de creadores y artistas intérpretes y ejecutantes del mundo en desarrollo con el mercado digital mundial en ciernes. Ambos proyectos guardan relación con la gestión de datos en su sentido lato, puesto que los datos serán la base del mercado de obras creativas. El primer proyecto está encaminado al establecimiento de una norma de garantía de calidad, de aplicación voluntaria, destinada a organizaciones de gestión colectiva, es decir entidades que almacenan datos sobre obras creativas con miras a gestionar esas obras. La finalidad es proporcionar orientación y respaldo a las organizaciones de gestión colectiva para que éstas alcancen en su desempeño altos niveles de transparencia, rendición de cuentas y gobernanza, en beneficio de los titulares de derechos que representan. El segundo proyecto apunta a perfeccionar el sistema de tecnologías de la información (TI) con vistas a la gestión de datos por las organizaciones de gestión colectiva, para que estén en condiciones de incorporarse en el mercado mundial de obras creativas. Estos proyectos brindan una perspectiva estimulante para contribuir a un mercado mundial de obras creativas dinámico y auténticamente mundial, así como para ayudar al mundo en desarrollo a convertir su acervo cultural y creativo en un patrimonio comercial en ese mercado.

Para que la Organización deje su impronta y aporte su contribución al mundo cada vez más complejo y sofisticado en el que evoluciona la propiedad intelectual, se necesita un personal de primera clase. Permítanme expresar mi gratitud a las funcionarias y funcionarios de la Oficina Internacional que tanto han contribuido al éxito de la Organización en los últimos doce meses. Quisiera asimismo expresar mi agradecimiento a los Estados miembros por su dedicación, compromiso y apoyo constantes.